lunes, 21 de noviembre de 2016

Sobre las tormentas solares y terremotos

Un estudio publicado por el Space and Science Research Centre en Florida (EE.UU.) hace algunos años encontraba una fuerte correlación entre la actividad solar y los mayores eventos sísmicos y volcánicos en la Tierra. Por ejemplo, había gran actividad solar en el terremoto de Chile de 2010 y en el de Japón de 2011. Sin embargo, otros no están tan seguros de esta relación. Jeffrey Love, geofísico del USGS, quiso comprobar por sí mismo si algo así podía ser cierto con la ayuda del equipo científico Northwest Research Associates y comprobó el estado del Sol el mismo día que se produjeron distintos terremotos. No encontró un parámetro que se repitiera. «Hay algunos seísmos como el de Chile de 1960, de magnitud 9,5, en el que había más manchas solares y más actividad geomagnética de lo que es habitual, pero en el de Alaska de 1964 todo estaba más tranquilo de lo normal». En definitiva, algunos terremotos han coincidido con momentos de gran actividad solar y otros no, y se han producido grandes tormentas solares sin que la corteza terrestre se quebrara al mismo tiempo. Los resultados, publicados en la revista Geophysical Research Letters no son concluyentes.

De todas formas, la relación con el Sol posiblemente funcionaría así:  Las llamaradas solares son explosiones altamente energéticas de las regiones activas del Sol que se manifiestan bajo la forma de flujos de radiación electromagnética, de partículas y flujos de plasma emitidos por fuertes y rizados campos magnéticos. El núcleo de la Tierra al ser de hierro se vería afectado en su revolución alterando (rotando internamente a mayor velocidad) el magma interno del planeta y a la vez perturbando a la corteza y a las placas. Imagine una bola de hierro girando dentro del agua y arriba unas tablas. Al variar la revolución del giro del núcleo por las partículas magnéticas del sol, este alteraría el magma (conocido popularmente aunque inexactamente como "lava"), y las placas sobre este se desplazarían como si flotasen en este "líquido" agitado.

Algunos investigadores de la Universidad de Illinois (EEUU) analizaron 17 pares de ondas sísmicas similares —a las que han denominado "dobles ondas"— de terremotos de baja intensidad que tuvieron lugar durante distintos periodos de tiempo en la región de las Islas Sandwich —en la parte meridional de América del Sur— y que atravesaron tanto el núcleo sólido como líquido del planeta. Esas "dobles ondas", que fueron recogidas en más de 58 estaciones sísmicas en Alaska con una diferencia temporal de más de 35 años, han mostrado cambios en sus recorridos. Lo anterior demostraría una perturbación en el giro del núcleo interno de la Tierra. Ahora bien,  el fenómeno podría ocurrir más directamente.

Los procesos de tipo viscoso plasmático del viento solar, someten a las placas tectónicas a fuertes compresiones y distensiones en mayor o menor medida dependiendo de la densidad y la temperatura de la magnetosfera, y se transmiten de unas zonas a otras a través del manto, provocando tensiones añadidas a la dinámica de las placas tectónicas disparando procesos sísmicos en las zonas estresadas. Estos efectos sobre la litosfera son de diferente intensidad en función de la posición de la Tierra en la órbita alrededor del Sol. Al recibir estos bruscos cambios de presión, las capas de la corteza terrestre se comportan como una cama elástica flotando sobre el manto líquido y, al ser nuestro planeta como una pelota, la zona que recibe esta presión añadida se hunde y provoca la elevación de otras placas por transferencia de energía a través del manto, en un mecanismo flexible. Si alguna de estas zonas sísmicas se encuentra sobreexcitada, este movimiento provocará en un breve plazo un sismo de alta magnitud. Estos procesos de tipo viscoso impulsan flujos de plasma hacia la misma región en capas atmosféricas de baja latitud, que son atravesadas por líneas de campo magnético cerradas.

Todo lo anterior es muy interesante, y puede ser un factor más, aunque no determinante, en la gestación de grandes seísmos.



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