miércoles, 23 de noviembre de 2016

El objetivo de este sitio

La posibilidad de que la luna, la gravedad y las fuerzas de marea estén asociadas en los terremotos no son magia ni tienen nada que ver con "influjos astrológicos" ni misticismo.

Esta idea científica no es nueva, y tampoco viola o contradice la explicación más conocida de la sismología. Las evidencias sugieren que los terremotos son causados por cambios de tensión, que originan deformaciones debido al movimiento de las placas tectónicas en la litosfera.

No obstante, la atracción gravitacional de la Luna y el Sol también inducen en una desfiguración elástica de la tierra sólida de nuestro planeta, tal y como sucede con las mareas oceánicas. Esta clase de deformación es reversible, ya que una vez que las fuerzas cesan de ser aplicadas, la materia vuelve a su anterior forma.

Este año 2016 se volvió a señalar la alta posibilidad que la luna influya en los grandes terremotos. Un nuevo estudio, publicado ahora en Nature Geoscience, analiza pautas mucho más grandes que implican las mareas que se producen dos veces al mes, coincidiendo con las lunas llena y nueva. Se ha constatado que el número de terremotos de magnitud alta sube a nivel mundial cuando las fuerzas de marea suben, informa la web de la revista Nature.

Satoshi Ide, sismólogo de la Universidad de Tokio, y sus colegas investigaron tres registros separados de terremotos que cubren Japón, California y el mundo entero. En los 15 días que preceden a cada sismo, los científicos asignan para cada día un número que representa el estrés relativo de las mareas en ese día, con un 15 que representa el más alto. Encontraron que los grandes terremotos como los que afectaron a Chile y Tohoku-Oki se produjeron cerca de la hora de máxima deformación de las mareas -o durante lunas nueva y llena-, cuando el Sol, la Luna y la Tierra se alinean.

Los grandes terremotos, como los que asolaron Chile en 2010 y Japón en 2011, son más probables cuando hay Luna llena y nueva, las dos veces al mes en que las mareas registran las tensiones más altas.

Las mareas de la Tierra, causadas por el tira y afloja gravitacional que implica a la Luna y el Sol, producen una tensión extra sobre las fallas geológicas. Los sismólogos han intentado durante décadas entender si ese estrés podría desencadenar terremotos.

Por lo general, están de acuerdo en que las mareas altas que ocurren dos veces al día en los océanos pueden afectar a los diminutos temblores «a cámara lenta» en ciertos lugares, incluyendo los de la Falla de San Andrés en California en San Andreas o la región de Cascadia de la costa oeste de América del Norte.

Ahora bien, aquí estamos investigando que aunque los terremotos de mayor magnitud si ocurren en luna nueva o llena, en apogeo y perigeo, también la evidencia apunta a sismos (aunque menos intensos) en cuarto creciente y cuarto menguante.

El determinar este asunto debe generar una cultura sísmica más amplía, y a la vez permitir con más antelación que en las zonas proclives a sismos se tomen las medidas precautorias.


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